miércoles, 29 de mayo de 2013

Desear té





 




No importó que al hermano Enrique el té le abrasara los labios. Se levantó. Caminó hacia los pupitres. Miró al techo. Cerró los ojos. Iba a hablar:
─Es tiempo, señorita Martínez, de que sepa que son para mí sus nalgas la alegría de mi soledad, que no existe más poder que el de sus glúteos ni sol como el de sus ojos.
     En el silencio de la clase, el hermano Enrique dio otro sorbo de té. Al retomar el hilo de su confesión, sonó un imponente bocinazo que lo sobrecogió. Eran las ocho; iban a entrar los alumnos.

martes, 28 de mayo de 2013

Àlbum d'Absències


         

Título: Àlbum d' Absències
Autora: Anna Rossell
Portada: Enerio Polanco
Idioma: Catalán
Páginas: 68
ISBN: 978-84-940540-9-9
Depósito Legal: M-4950-2013
ISBN Epub: 978-84-941025-0-9
P.V.P. 12,50 euros 
Ebook 1,99 euros

 https://www.google.es/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&ie=UTF-8



         El pasado 21 de mayo en la librería Laie de Barcelona se presentó el poemario Àlbum d'Absències, de Anna Rossell. La publicación representa un nuevo libro de poesía para la editorial Playa de Ákaba, libro que se suma a otros poemarios de la misma editorial, como son: Solo fue un post de Noemí Trujillo, Yo vivía aquí, de Carlos Zanón, Bajo la piel ceniza, de Juan Olivares, y Ahora que amaneces, de Felipe Sérvulo. Con el trabajo de Anna Rossell se abre para Playa de Ákaba la edición en catalán, que seguramente irá creciendo en los meses venideros. El acto fue introducido por la poeta y editora, tanto en catalán como en castellano, Noemí Trujillo, quien se congratuló de poder ofrecer a los lectores un libro de tanta altura poética como el de Anna Rossell. Junto a Noemí, el poeta Josep Anton Soldevila se encargó de comentar diferentes aspectos presentes en Àlbum d'Absències, así como de subrayar la hondura poética el verso de este álbum. El libro de Anna empieza así:

Reivindico el dret al silenci
per escoltar les més senzilles veus
d'aquest planeta en el que visc inmersa.

(Reivindico el derecho al silencio
para escuchar las más sencillas voces
de este planeta en el que vivo inmersa.)

              El silencio que pide la voz de Àlbum d'Absències  a mí me recuerda (y dudo que a alguien más), si se me permite,  al silencio que reclama  Hamm, personaje de Fin de partida, de Samuel Beckett, quien dice: 


HAMM: Cállense, cállense, me impiden dormir. Hablen más bajo. Si durmiera quizás haría el amor. Caminaría por los bosques. Vería... el cielo, la tierra. Correría. Me perseguirían. Huiría.

Tanto el silencio que reclama Hamm, como el de la voz del poemario, resultan imprescindibles: 

Com, si no, podría el vent parlar-me
a cau d'orella de les fulles
que a la tardor visiten el teu finestral terbolinades 
(...) 
Què faria jo sense el murmuri 
enjogassat del riu que, exultant, 
m'explica el camí del seu anhel 
d'abraçar l'amant marina!

(Cómo, si no, podría el viento hablarme
 al oído de las hojas
 que en el otoño visitan tu ventanal arremolinadas 
(...) 
¡Qué haría yo sin el murmullo 
juguetón del río que, exultante, 
me explica el camino de su anhelo
 por abrazar a la amante marina!)



Sobre el silencio del poema, diremos que es un punto de partida, es la preparación para alzar el vuelo que poema a poema nos trasladará a una experiencia intimista. El libro es un verdadero álbum emocional, que a diferencia de anteriores trabajos: La ferida en la paraula (La herida en la palabra, 2010) Quadern malià (Cuaderno de Mali, 2011), este muestra diferentes tipos de ausencias, diferentes fotografías pegadas en el recuerdo: como la evocación de momentos pretéritos o la distancia, reveladora de lo perdido. Siempre con tremenda fuerza y justo equilibrio, la voz de quien nos habla se nutre de palabras dinámicas que reclaman la urgencia para contar. Esa voz reclama un lector, pide ser tangible. Al acabar la lectura, se produce la sensación de que la voz ya es simiente y de que nada  ha caído sobre las piedras.

La teva mà ha llevat la reixa que el tancava; 
closa, no hi creixia la llavor,
la vida no naixia de la vida.
Només has regat flors després de mort.

(Tu mano ha levantado la reja que lo aprisionaba;
cerrada, no crecía la semilla,
la vida no nacía de la vida.
Solamente has regado flores después de muerto.)





                  


              



domingo, 19 de mayo de 2013

Lorca, otra vez en Nueva York



      Que sepan todos aquellos a los que Nueva York les pille de camino, que pueden hacer una parada en la biblioteca pública, si quieren asistir a la exposición sobre la vida y obra de Federico García Lorca. La New York Public Library, con el título Black tomorrow: A poet in Nueva York, muestra dibujos, fotografías, así como el manuscrito de Poeta en Nueva York, hasta el 21 de julio de 2013. Para ir entrando en la Public Library desde casa, podemos conocer detalles de la muestra desde páginas como: http://www.zoomnews.es/39913/estilo-vida/cultura-y-espectaculos/federico-garcia-lorca-poeta-nueva-york-exposicion-bibliotec
Federico García Lorca y Emilio Aladrén, una de las fotografías de la exposición / Foto: Fundación García Lorca

       Si queréis conocer detalles de la exposición en la voz de la sobrina de Federico, quien gestiona el legado del poeta, os recomiendo el enlace de RNE1, donde es entrevistada en el programa El ojo crítico

 Quiero que el aire fuerte de la noche más honda 
quite flores y letras del arco donde duermes
y un niño negro anuncie a los blancos del oro 

la llegada del reino de la espiga.    
                                            
                                               (Final de la Oda a Walt Whitman)



El Camino del Tabaco

de Erskine Caldwell. Barcelona 1997. Alba Editorial. ISBN: 84-8871030-27-6. Tradución de Horacio Vázquez Rial.


     Hace algunos días asistí a la presentación de una novela de un autor norteamericano. El hombre no resultó del todo desagradable: algún chistecillo, alguna respuesta con evasivas y el reconocimiento de no conocer nada de la literatura europea. El caso es que a mí, ni el título ni la sinopsis me despertaron la curiosidad de lanzarme a la lectura de la obra presentada, sino todo lo contrario. Mientras el autor invitado exponía las experiencias que le llevaron a la escritura de su libro, uno de los asistentes, aclarando un comentario citó una, tal vez la más representativa, de las novelas de Caldwell: (Tobacco Road) El Camino del Tabaco. En fin, en la tesitura irracional de escoger entre la publicitada y la clásica (qué extraño es el mundo), me decanté hacia la segunda, afirmándome a mí mismo que no había prisa para leer la nueva; en cambio, sí que me sobrevino la urgencia de releer la del señor Caldwell, quien sí se merece algún recordatorio, tanto como la traducción del gran Horacio Vázquez Rial, quien nos abandonó en fechas que siempre serán recientes.


 .        .        .


     El Sur de Caldwell podía muy bien ser simbolizado por la imagen del sheriff que se entera de que un negro va a ser linchado y se va a pescar: no hay por qué disgustar a los lectores con una necesidad intempestiva de hacer respetar la ley.

      Con estas palabras, Marc Saporta, en su estudio Historia de la novela americana (Vela latina, Ediciones Júcar), se refiere al universo en el que se desarrollan las novelas de Erskine Caldwell; gran verdad.
     En cuanto al espacio, la historia de El Camino del Tabaco transcurre en un lugar del Sur de Estados Unidos, próximo a Augusta, en el Estado de Georgia; en cuanto al momento, nos situamos en los años 30, en la gran depresión americana.
     El hambre asesta dentelladas a los campesinos, y aunque algunos abandonan la tierra para engrosar las almas que alimentan la industria, otros se sienten atados a aquella, a pesar de que la tierra ya no tenga compasión con ellos.
    

Sobre los personajes

     Jeeter Lester, quien vive más en su ensoñación que en la realidad, padre de un número indeterminado de hijos, es el protagoniza la agónica supervivencia que nos muestra esta fábula. Los hijos han salido huyendo de la miseria, aunque no siempre se trate de una emancipación al uso. He aquí una mención de Ada, la esposa, sobre Jeeter.

-Bessie –dijo-, tendrás que obligar a Dude a lavarse los pies de vez en cuando, porque, si no, te ensuciará las mantas. A veces no se lava en todo el inverno, y las mantas se ensucian tanto que una no sabe qué hacer para limpiarlas. Dude es descuidado, lo mismo que su padre. Me dio un trabajo enorme enseñarle a acostarse con los calcetines puestos, porque era la única manera de tener limpias las colchas. Nunca se quería lavar, y me parece que Dude sigue el mismo camino de su padre, así que tal vez sea mejor que también le hagas poner calcetines al acostarse. (pág. 90)

     En el proceder de los personajes, afirmamos que la necesidad ha deshumanizado al ser humano; sin olvidar que todos muestran algún problema psíquico. Lo uno y lo otro consiguen abocarlos a participar de un destino poco compasivo. Nada hay en sus actos de lo que pudiéramos entender como convencional: a Pearl, la hija menor y menor de edad, la emparejaron con Lov; a Dude (16 años), otro de los hijos, lo juntan con Bessie, la viuda de un predicador. Esta pone como cebo, delante de Dude, la compra de un coche, que en un par de días Dude consigue convertirlo en pura chatarra.
     El resto de personajes está en consonancia con los apuntados: la abuela, que sobrevive al resto de la familia huyendo de esta y comiendo las sobras de las sobras de los otros, hasta que con el coche que conduce Dude la atropella, frente a la pasividad de los demás, quienes la dejan que agonice sin despertar un ápice de piedad.
     Pero la impiedad tiene diversas ramificaciones, incluso la impiedad de los que despiertan piedad puede alcanzar las más altas cumbres de la enajenación cuando se convierte en una manifestación más de lo cotidiano.

En primavera los agricultores quemaban todos sus campos, porque decían que el fuego abrasaba a los gorgojos. Así explicaban el incendio de los campos y los bosques, cuando alguien les preguntaba por qué no respetaban los pinos jóvenes y los árboles ya hechos. Pero la verdadera razón era que todos ellos habían quemado siempre campos y bosques al llegar la primavera y no veían motivo para abandonar una costumbre de toda la vida. (pág. 133) 


Tema

     Si se pudiera encerrar en una palabra el tema fundamental de la novela, tal vez pudiera ser el de la deshumanización. No hay compasión. El ser humano no vale nada. El ser humano se ha convertido en el detritus de sí mismo, en el que se adapta, goza, chapotea y muere.


Estilo

     A través de un estilo básicamente dialogado, avanza la trama. El diálogo es el principal recurso que el narrador propone para contarnos la historia, aunque en ocasiones ese diálogo pierda fluidez, sobre todo en los parlamentos, excesivamente largos en los que los personajes se repiten. En cuanto a la descripción, aunque austera, eficaz. Sin embargo, son muchos más los aciertos, como el perfecto dibujo de cada personaje a través de su conducta y de sus palabras. Personajes emancipados por su libre albedrío, lo cual, no es poca cosa.


Sobre el autor  

     Es inevitable la comparación con otro sureño, obviamente, con William Faulkner, por el lugar de origen, por la recreación de la realidad, aunque con estilos narrativos bien diferenciados. A pesar de la diferencia geográfica, no es descabellado presentar a Caldwell al lado de otro de los grandes, concretamente, al lado de John Steinbeck. Misma época, la misma miseria, aunque los personajes de Caldwell carezcan de la épica de los de Steinbeck. Algunas de las conexiones posibles entre los dos autores también fueron encontradas por el director de cine John Ford, quien dirigirá Las uvas de la ira (1940) y La ruta del tabaco (1941), como si ambas películas fuesen las caras de un mismo prisma. Salve.