miércoles, 6 de agosto de 2014

Las tres caras de la moneda




Autor: Jorge Gamero

Código ISBN: 978-84-938895-7-9

Editorial: Editorial Gramática Parda

Precio: 14,00 


Cuando Jorge Gamero me propuso que lo acompañara en la presentación de su libro, me vino encima una lluvia de conversaciones, comidas, encuentros profesionales, pero sobre todo me vinieron las charlas propias de una complicidad de años en torno a la literatura. Entre él y yo podemos tratar cualquier tema, pero el tema estrella siempre ha sido el de la literatura. Además, saber que un autor de referencia como Luis Landero lo había presentado en Madrid, y yo poder ocupar la silla de Landero, en Cornellà (Barcelona), no dejaba de ser un buen motivo.
Junto a pocos elegidos, he tenido la ocasión de leer sus obras antes de concretarse en libro, cuando todavía palpitaban musas, dudas, anhelos y antes de tener la forma precisa que después les ha dado la publicación: El leedor fósil (March Editor, 2005) o Simón, no; Saimon (Ed. Alfaguara, 2012).
Tengo muy presente encuentros en los que nos explicábamos proyectos para un posible libro. Cuando nos decíamos, tengo tal idea, a ver si… y después, la consecución del proyecto: he encontrado una editorial que… Mira este contrato, Jordi, a ver si se parece al tuyo. Ahí la expectación asomaba por los ojos, se mezclaba con la alegría y siempre, por mi parte, mucha envidia, la envidia sana que por un lado te satisface por el logro del amigo y a la vez te gustaría paladear ese logro como sabes que él lo está paladeando en ese momento.
Pero vayamos al nuevo libro. Hoy hablaré de Las tres caras de la moneda. El segundo libro de relatos de Jorge Gamero, editado por Gramática parda. ¿Por qué no hablar de la portada como preámbulo a la letra? Desde el primer momento, la ilustración me pareció una genialidad y, no solo eso, sino que además, desde mi universo particular de la literatura, lo asocio a un libro que para muchos lectores y escritores ha representado una aspiración, que no es otro que Juegos de la edad tardía.
En ocasiones, cuando observamos un cuadro y nos sentimos algo desorientados, miramos el título y de golpe todo se reordena, todo tiene sentido, todo lo que observábamos algo despistados parece que se cohesiona en una totalidad. Algo similar me ha sucedido con este libro. Nada más falso y nada más cierto que las tres caras de la moneda, porque las monedas tienen tres caras y no dos.
De hecho la estructura que sigue es la de tres partes:

Gajes del oficio

Esta primera parte resulta una reflexión en torno a la literatura. Es la parte metaliteraria en la que se homenajea a la misma literatura. Gamero se detiene en aspectos tradicionales dentro del cosmos literario, como El café, con el que rompe el hielo en el intento de contrastar el lugar mítico con el lugar actual. A continuación entra en un texto lúdico con la aportación de ¿cuántos títulos?, para crear una historia; es decir, a base de reciclar títulos de obras literarias crea un argumento en, cómo no, Reciclaje. Ese juego al que me refiero se extiende también en la misma sintaxis:

«Así, revivía lo leído unas veces, y releía lo vivido otras tantas en una constante orgía de confusiones.»

Se trata de un cuento bien resuelto, con habilidad y con coherencia.
Asma, otro de los relatos. Aparece en un plano real y en un plano metafórico. Yo lo relaciono con la falta de aire, con la impresión que pudiera provocar en alguien la experiencia creadora de la escritura.
La presentación, sobre el mundo que rodea a la literatura. Lo más banal, pero que es parte del engranaje que lamentablemente interviene en la promoción de algunos libros para algunas editoriales. Ahí observamos que si hay algo auténtico no es precisamente lo más vistoso.
Comunicación es un cuento divertido en el que se depura todo lo superfluo. No se narra, la elipsis es total. Con retazos de anuncios de contactos se muestra una realidad determinada en la que la figura del escritor, no desvelaremos más, no se muestra muy reconocido socialmente. Trasfondo y juego literario. Vayamos a algún ejemplo:

«Chico de 21 a. busca chica de 21 a. a quien le guste la filatelia y follar.» 
«Como vuelvas a anunciarte aquí, te mato, ya sabes quién soy.»
«Cornudo, 30 a., busca venganza, no lo hago tan mal, pagaría por horas.»

Es un relato con buena conclusión y con ese elemento sorprendente al final, como es habitual en los cuentos que recoge el libro.
Este apartado primero acaba con Coitus interruptus. Aquí aparece la duda entre hacer el amor o escribir; el final, con una precisa ironía. Al personaje principal lo presenta el narrador con claras pinceladas:

«Es un escritor que no escribe cada día y un escritor que fornica con la frecuencia aproximada de la maldita media nacional.»

  Con ello queda perfectamente dibujado para poder ubicarlo en la tesitura que plantea el relato. Se pide la comprensión entre la necesidad de escribir y la necesidad de amar, que no siempre son reconciliables.

En la segunda parte del libro quedan atrás esos elementos vinculados con el mundo de la escritura para centrarse en un tema universal, el tema del amor, presente en formas tan variadas. Atravesamos como lectores esa frontera de los momentos impagables y de plenitud y llegamos a los momentos de inflexión y caída de: Confianza. En algunos relatos el amor desemboca en situaciones fantásticas, como La giganta, La masajista o en Amor total. En otros, como Libre de pecado o Habitaciones, nos presenta el amor adúltero, el de la infidelidad.
De todos los que conforman la segunda parte, yo destacaría los relatos fantásticos. Ese paso de lo real, de lo verosímil y habitual, hacia el mundo de lo imposible, tiene lugar por esa intensidad del amor, que no conlleva otra posibilidad que transgredir las leyes de la física. Me refiero, sobre todo, a La masajista y a Amor total. En este tipo de relato, no podemos dejar de preguntarnos si ese punto en el que desemboca la historia es literalmente como se escribe o bien hemos de entenderlo metafóricamente, pues hay elementos que permitirían la doble lectura.

El último bloque: Y otros asuntos pendientes

El análisis podría ser pormenorizado, pero para no cansar, me quiero detener en uno de los textos sobre el resto, en Ya no es lo que era. No sé si será el preferido de los lectores. Pero de lo que sí estoy convencido es de que se trata de un cuento rotundo. También sé que tal vez no sea demasiado objetivo al valorarlo porque es un cuento que, como lector, ya me hubiese gustado encontrarlo en El leedor fósil, pues era de esa época y porque el texto se lo merecía. Sí me alegra, como no podía ser de otra manera, verlo al fin publicado. En ese cuento, como en otros, a Jorge Gamero le gusta llevarnos por caminos para después engañarnos. Nos conduce por lugares por donde podemos llegar a creer que por allí nos encontraremos con algo sorprendente; sin embargo, una vez nos sitúa, nos muestra en la lejanía el otro camino, que era en verdad el interesante, pero para ello, para poder apreciar la totalidad que consideramos fascinante, era preciso ganar la perspectiva desde el camino falso. Por eso encontramos que en algunos de estos relatos es en las últimas líneas donde se completa el sentido de todo lo anterior. Vale.