domingo, 11 de noviembre de 2018

Las zonas frías del Sol, de Eugenio Asensio




Título: Las zonas frías del Sol

Autor: Eugenio Asensio


Editorial Amarante


ISBN: 978-84-949142-1-8


Diseño de la portada: Señorita Swallow y El Señor Gómez



Reproducción de la entrevista realizada para New Star Universal y para la revista Primacía.


Si cualquiera de nosotros estuviese a punto de alcanzar uno de los objetivos que se ha marcado en su vida y unas circunstancias perentorias se interpusieran, ¿qué haríamos? ¿Renunciaríamos a nuestro deseo por intentar ayudar a alguien? Ese es el dilema al que el lector tendrá que enfrentarse al final de la novela de Eugenio Asensio, Las zonas frías del Sol, publicada por Editorial Amarante.

—Bienvenido otra vez a Primacía, Eugenio. ¿Cómo prefieres definirte, como escritor o como profesor?

—Lo primero que quisiera es agradeceros esta nueva oportunidad que me ofrecéis para poder hablar de mi última novela. Sobre tu pregunta, he llegado a la conclusión de que ambas actividades me definen y complementan. En este momento no soy capaz de verme en una sola de esas disciplinas.



«Hace tres días que no tengo una erección». Empieza fuerte la novela. Cualquiera pensaría que se trata de una novela erótica.
—No lo es. Por lo menos no era ese mi propósito, aunque alguna escena descontextualizada pudiera llevarnos a esa percepción. De hecho esas palabras pertenecen al pensamiento de uno de los personajes. Como ya sabemos el pensamiento es libre y nada puede impedir que cabalgue por cualquier terreno.

—Tiempo atrás presentaste en nuestra revista tu novela, Tiza. En ella narrabas la historia de un profesor que visitaba en cuatro ocasiones a un exalumno que estaba en la cárcel. Asistíamos a una relación in crescendo que desembocaba en la resolución de un nudo muy bien trabado. ¿En esta nueva novela nos volvemos a encontrar con ese tipo de personajes?
—No. Los personajes de Tiza se quedaron encerrados en las páginas de la novela y no creo que salgan de ella. Estoy convencido de que no se debe abusar ni de los personajes ni de las historias por el hecho de que hayan funcionado. En Las zonas frías del Sol, los personajes que transitan están construidos con otros mimbres. Uno de mis empeños es no escribir eternamente la misma historia, a pesar de que se diga que un autor siempre está escribiendo la misma novela.

—¿Cómo definirías Las zonas frías del Sol?
—Se trata de una novela urbana que bucea en el universo humano y convivencial, con todas las posibilidades que proponen las relaciones entre mortales.

—¿No te atrae la novela negra de la que tanto se habla en estos días?
—La novela como género presenta un abanico de eventualidades entre las que encontramos la novela negra y tantos otros subgéneros, todos ellos perfectamente admisibles. En mi caso, me muevo con mayor comodidad en el terreno amplio y poco encorsetado de la novela urbana o contemporánea, pero insisto, por pura comodidad.

—¿Puedes adelantarnos algo sobre la historia que se narra?
—Más que una historia se narran varias historias. Es más, considero que es una obra coral. A pesar de que encontremos algunos personajes con más relevancia que otros, me cuesta creer que alcancen la categoría de protagonistas o antagonistas. El lector se encontrará con sucesos que se interrumpirán para empezar otros que a su vez también se interrumpirán, y avanzado el libro, todas las historias que comenzaron y se detuvieron van reemprendiendo su rumbo. Sí puedo decir que las diferentes narraciones que se trenzan en el libro convergen en el final. Sería algo así como un puzle totalmente coherente, sin experimentación ni aprovechamiento de la buena fe de los lectores.

—No nos has adelantado nada sobre esas historias.
—Tienes razón. Me he ido por las ramas o por la estructura. El punto común de todos los sucesos se encuentra en un supuesto hotel de Barcelona, al que he llamado Hotel Manila. Ese lugar se convierte en un trampolín, tanto hacia fuera como hacia adentro. Básicamente, la historia troncal, que deriva en otras, sería la que se desarrolla en torno a cierto negocio que tienen organizado los botones con la connivencia de uno de los recepcionistas. Cuando llega una cantante de moda y se instala en una determinada suite, empezamos a entender la novela.

—De nuevo es Barcelona el espacio narrativo. ¿Pretendes escribir lo que se ha llamado la gran novela sobre Barcelona?
—Perdona que me sonría. La Barcelona de Las zonas frías del Sol entra y sale de la realidad. En Tiza encontrábamos lugares que no existen en Barcelona, luego la ciudad que yo presenté fue moldeada en función de la historia que pretendía contar. En la nueva novela se entremezclan, entre espacios reales, los ficticios: un barrio nuevo y un lago con bañistas, lugares que tampoco existen en Barcelona. Sin embargo, a pesar de esa benévola mentira, creo que el espíritu de Barcelona está muy presente: Plaza Real, Paseo de Gracia, la Barceloneta, turismo, cierto carácter de su gente…

—¿Vuelves al narrador en primera persona?
—En parte. Uno de los personajes, Roberto, quien nos conduce por los vericuetos de la trama, nos habla en primera persona; pero esta se combina con un narrador omnisciente en tercera, con lo cual también tendremos un retrato de la realidad (y de Roberto) desde otra perspectiva.


—¿Cuál es el tema de Las zonas frías del Sol?
—Aun siendo muchos los temas secundarios, el tema principal es el del azar: el destino que, por mucho que se luche con empeño, siempre acaba imponiéndose. Junto al azar, la crueldad sería otro tema destacado.

—¿Cuál es el estilo de tu nueva novela?
—Huyo despavorido de los momentos que ralentizan forzosamente la acción, como también de los diálogos discursivos. Observamos que las intervenciones en los diálogos, que son muchos, son breves, pero significativas. Otro aspecto de mi estilo lo encontramos en la creación de los personajes, pues no intento crear un espejo en el que se mire el lector; eso lo dejamos para los padres respecto a sus hijos. La literatura nos permite atravesar líneas rojas sin temer las consecuencias y sin rendir cuentas. Para completar mi punto de vista, diré que mis personajes tienen el ADN de los antihéroes y la maldad instintiva de quienes solo quieren sobrevivir.

—¿Qué es lo que ofreces en tus obras a los lectores?
—Me gustaría que cada lector encontrara algo que le satisficiera: un estilo, una historia, la capacidad de vivir en la dimensión literaria. Con el tiempo he comprendido que en mis obras, en un momento determinado, busco que nazca una pregunta en el lector, cuya respuesta ha de encontrar hacia el final del texto. Me refiero a preguntas del tipo: ¿alcanzará su propósito tal personaje? ¿este es culpable de haber llegado hasta aquí?, etc. Llegados al final nos encontramos con un o con un no, como respuesta, pero también es posible que la respuesta sea tal vez. Para mí la tercera opción suele ser la más interesante.

—¿Se ha presentado la novela ante el público?
—Aunque la novela ya se puede pedir en las librerías, la presentación oficial la tendremos el 18 de diciembre, en la librería Alibri de Barcelona, a las 19:00 h. (Balmes, esqu. Gran Vía). Por cierto, todos vuestros lectores y amigos estáis invitados. Allí, además de firmar libros, tendremos ocasión de tomar una copa de cava, charlar y conocernos. Es el momento de contacto entre el lector y el autor; algo impagable para mí. No quisiera olvidar decir que en la presentación, me harán el honor de participar los profesores y escritores, Ramon Surroca y Pedro Lara Vázquez.

—¿Dónde pueden encontrar la novela nuestros lectores?
—En cualquier librería. Si no está presente, se puede pedir para que la traiga la distribuidora o la misma editorial. También se puede encontrar en las grandes plataformas de venta de libros por Internet. Si se prefiere, se puede conseguir directamente entrando en la página de la editorial:


—¿Podrías leernos un breve fragmento a modo de despedida?
Encantado.

Había dormido poco y por eso le parecía que al mundo se le había perdido un punto de apoyo y que se inclinaba hacia la derecha. Notaba al caminar que su pierna derecha descendía algunos centímetros de más por la nueva pendiente del planeta. Sacó un cigarrillo, se lo pegó al labio inferior y, poco a poco, a medida que llenaba sus pulmones del humo agradecido, el universo y sus esferas volvían a recuperar el equilibrio. 


https://www.alibri.es/las-zonas-frias-del-sol-728806

https://www.primacia.org/2018/11/29/25305/