lunes, 9 de septiembre de 2013

Medio siglo sin Ramón


           
              Entre las efemérides a destacar este año 2013, no podemos pasar por alto diferentes acontecimientos: los cincuenta años de la publicación de Rayuela (algo ya dejamos escrito en este blog), los cincuenta desde la muerte de Luis Cernuda (del que dejaremos constancia próximamente), los también cincuenta años de la película El verdugo, de Luis García Berlanga, y, cómo no, el medio siglo desde que Ramón Gómez de la Serna, autor de la llamada Generación de 1914 (aunque hubo quien lo situase en la Generación Unipersonal), falleciera.

            La obra de Gómez de la Serna es prolija y compleja. Todavía recuerdo la grata sorpresa de leer aquella particular novela, o antinovela, El incongruente (1922), donde se mezclan el humor y lo absurdo. Libro al que el mismo Julio Cortázar le escribió un panegírico. En palabras de Pablo Chul:

Este libro es dinamita. Su brillo está en el lenguaje poético y pirotécnico, y en el nervio de su poesía surrealista; pero su modernidad absoluta radica en el lugar desde donde escribe Gómez de la Serna: él es escriba de una realidad incongruente y maravillosa que exige una narración incongruente y maravillosa, abierta, flexible, absurda y lírica.

Por otro lado, dicha novela ofrece suficientes características para transitar de un género a otro. Sin ir más lejos, recuerdo una versión de TVE (creo que solamente la recuerdo yo) protagonizada por Enrique San Francisco.
Este autor, creador del primer manifiesto vanguardista español, recorre todos los géneros literarios, incluso la oratoria, muestras de ello se pueden rastrear fácilmente en YouTube. Sin embargo, solemos recordarlo por las greguerías, esa forma particularmente aguda de constatar la realidad. Las greguerías son, tal vez, la forma más evidente de verificar la inmersión de Gómez de la Serna en las vanguardias. El origen del término, según la RAE, vendría del griego (gritería), y así queda definido por la Academia:

        Agudeza, imagen en prosa que presenta una visión personal, sorprendente y a veces humorística, de algún aspecto de la realidad, y que fue lanzada y así denominada por el escritor Ramón Gómez de la Serna.

 Sobre la temática, hay que decir que es diversa, y sobre el ingenio, patente. Las greguerías versan sobre lo cotidiano y lo trascendental, mezclándose siempre con lo profundamente humano. Sé que se levantan observaciones (alguien diría prejuicios) cuando la mujer se convierte en la temática de la greguerías. Aun así, invito a su lectura. Para cerrar esta aportación, incluyo algunas de las más destacadas. No he pretendido abarcar la totalidad temática, sino presentar algunos de los temas y algunos de los ejemplos que me han parecido más destacables. Allá va:


EL AMOR Y LA MUJER

-Lo que defiende a las mujeres es que piensan que todos los hombres son iguales, mientras que lo que pierde a los hombres es que creen que todas las mujeres son diferentes.
-El amor nace del deseo repentino de hacer eterno lo pasajero.-Como daba besos lentos duraban más sus amores.
-Amor es despertar a una mujer y que no se indigne.
-Cuando la mujer pide ensalada de frutas para dos, perfecciona el pecado original.
-En la manera de matar la colilla contra el cenicero se reconoce a la mujer cruel. 
-Aquella mujer me miró como a un taxi desocupado.
-El beso es hambre de inmortalidad.
-Hay matrimonios que se dan la espalda mientras duermen para que el uno no le robe al otro los sueños ideales.
-Si os tiembla la cerilla al dar lumbre a una mujer, estáis perdidos.
-El lector -como la mujer- ama más a quien le ha engañado más.


GREGUERÍAS DE CARÁCTER LÚDICO

-Los recuerdos encogen como las camisetas.
-Escribir es que le dejen a uno llorar y reír a solas.
-Carterista: caballero de la mano en el pecho... de otro.
-La B es el ama de cría del alfabeto.
-Los presos a través de la reja ven la libertad a la parrilla.
-No se debe tomar la sopa con ruido de estarse lavando la cara.
-El 8 es el reloj de arena de los números.
-El 6 es el número que va a tener familia.
-El lápiz sólo escribe sombras de palabras.
-Al asomarnos al fondo del pozo nos hacemos un retrato de náufragos.
-Soda: agua con hipo.
-Al cepillarnos, el cepillo nos dice algo en voz baja.
-El apuntador es el eco antes que la palabra.
-En el vinagre está todo el mal humor del vino.
-El calzador es la cuchara de los zapatos.
-Lo más maravilloso de la espiga es lo bien hecha que tiene la trenza.
-Los ceros son los huevos de los que salieron las demás cifras.
-El ventilador afeita el calor.
-El más sorprendido por la herencia es el que tiene que dejarla.


PRESENCIA DEL TIEMPO

-Donde el tiempo está más unido al polvo es en las bibliotecas.
-Con el monóculo, el ojo se vuelve reloj.
-El reloj es una bomba de tiempo, de más o menos tiempo.
-El reloj del capitán de barco cuenta las olas.
-El Coliseo en ruinas es como una taza rota del desayuno de los siglos.
-La ametralladora suena a máquina de escribir de la muerte.
-Conferencia: la más larga despedida que se conoce.
-Tocaba las llaves que llevaba en el bolsillo para llegar más pronto a su casa.
-El agua no tiene memoria: por eso es tan limpia.
-En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado.
-La prisa es lo que nos lleva a la muerte.                   
-Por los ojos nos vamos de la vida.  
-La medicina ofrece curar dentro de cien años a los que se están muriendo ahora mismo.


Algunas direcciones sobre Ramón Gómez de la Serna.