Entre las efemérides a destacar este
año 2013, no podemos pasar por alto diferentes acontecimientos: los cincuenta
años de la publicación de Rayuela (algo ya dejamos escrito en este
blog), los cincuenta desde la muerte de Luis Cernuda (del que dejaremos
constancia próximamente), los también cincuenta años de la película El
verdugo, de Luis García Berlanga, y, cómo no, el medio siglo desde que
Ramón Gómez de la Serna, autor de la llamada Generación de 1914 (aunque hubo
quien lo situase en la Generación Unipersonal), falleciera.
La obra de Gómez de la Serna es
prolija y compleja. Todavía recuerdo la grata sorpresa de leer aquella
particular novela, o antinovela, El incongruente (1922), donde se
mezclan el humor y lo absurdo. Libro al que el mismo Julio Cortázar le
escribió un panegírico. En palabras de Pablo Chul:
Este
libro es dinamita. Su brillo está en el lenguaje poético y pirotécnico, y en el
nervio de su poesía surrealista; pero su modernidad absoluta radica en el lugar
desde donde escribe Gómez de la Serna: él es escriba de una realidad
incongruente y maravillosa que exige una narración incongruente y maravillosa,
abierta, flexible, absurda y lírica.
Por
otro lado, dicha novela ofrece suficientes características para transitar de un
género a otro. Sin ir más lejos, recuerdo una versión de TVE (creo que
solamente la recuerdo yo) protagonizada por Enrique San Francisco.
Este autor, creador del primer manifiesto vanguardista español, recorre todos los géneros literarios, incluso la oratoria, muestras
de ello se pueden rastrear fácilmente en YouTube.
Sin embargo, solemos recordarlo por las greguerías, esa forma particularmente
aguda de constatar la realidad. Las greguerías son, tal vez, la forma más
evidente de verificar la inmersión de Gómez de la Serna en las vanguardias. El
origen del término, según la RAE, vendría del griego (gritería), y así queda
definido por la Academia:
Agudeza, imagen en prosa que presenta una visión personal, sorprendente y a veces humorística, de algún aspecto de la realidad, y que fue lanzada y así denominada por el escritor Ramón Gómez de la Serna.
Sobre la temática, hay que decir que es
diversa, y sobre el ingenio, patente. Las greguerías versan sobre lo cotidiano
y lo trascendental, mezclándose siempre con lo profundamente humano. Sé que se
levantan observaciones (alguien diría prejuicios) cuando la mujer se convierte
en la temática de la greguerías. Aun así, invito a su lectura. Para cerrar esta
aportación, incluyo algunas de las más destacadas. No he pretendido abarcar la
totalidad temática, sino presentar algunos de los temas y algunos de los ejemplos que me han
parecido más destacables. Allá va:
EL AMOR Y LA
MUJER
-Lo
que defiende a las mujeres es que piensan que todos los hombres son iguales,
mientras que lo que pierde a los hombres es que creen que todas las mujeres son
diferentes.
-El
amor nace del deseo repentino de hacer eterno lo pasajero.-Como
daba besos lentos duraban más sus amores.
-Amor
es despertar a una mujer y que no se indigne.
-Cuando
la mujer pide ensalada de frutas para dos, perfecciona el pecado original.
-En
la manera de matar la colilla contra el cenicero se reconoce a la mujer cruel.
-Aquella mujer me miró como a un
taxi desocupado.
-El beso es hambre de inmortalidad.
-Hay matrimonios que se dan la
espalda mientras duermen para que el uno no le robe al otro los sueños ideales.
-Si os tiembla la cerilla al dar
lumbre a una mujer, estáis perdidos.
-El lector -como la mujer- ama más a
quien le ha engañado más.
GREGUERÍAS
DE CARÁCTER LÚDICO
-Los recuerdos encogen
como las camisetas.
-Escribir es que le
dejen a uno llorar y reír a solas.
-Carterista: caballero
de la mano en el pecho... de otro.
-La B es el ama de cría
del alfabeto.
-Los presos a través de
la reja ven la libertad a la parrilla.
-No se debe tomar la
sopa con ruido de estarse lavando la cara.
-El 8 es el reloj de
arena de los números.
-El 6 es el número que
va a tener familia.
-El lápiz sólo escribe
sombras de palabras.
-Al asomarnos al fondo
del pozo nos hacemos un retrato de náufragos.
-Soda: agua con hipo.
-Al cepillarnos, el
cepillo nos dice algo en voz baja.
-El apuntador es el eco
antes que la palabra.
-En el vinagre está
todo el mal humor del vino.
-El calzador es la
cuchara de los zapatos.
-Lo más maravilloso de
la espiga es lo bien hecha que tiene la trenza.
-Los ceros son los
huevos de los que salieron las demás cifras.
-El ventilador afeita
el calor.
-El más sorprendido por
la herencia es el que tiene que dejarla.
PRESENCIA
DEL TIEMPO
-Donde el tiempo está más unido al
polvo es en las bibliotecas.
-Con el monóculo, el ojo se vuelve
reloj.
-El reloj es una bomba de tiempo,
de más o menos tiempo.
-El reloj del capitán de barco
cuenta las olas.
-El Coliseo en ruinas es como una
taza rota del desayuno de los siglos.
-La ametralladora suena a máquina
de escribir de la muerte.
-Conferencia: la más larga
despedida que se conoce.
-Tocaba las llaves que llevaba en
el bolsillo para llegar más pronto a su casa.
-El agua no tiene memoria: por eso
es tan limpia.
-En el río pasan ahogados todos los
espejos del pasado.
-La prisa es lo que nos lleva a la
muerte.
-Por los ojos nos vamos de la vida.
-La medicina ofrece curar dentro de
cien años a los que se están muriendo ahora mismo.
Algunas
direcciones sobre Ramón Gómez de la Serna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario