Desde la creación de este bloc me he dedicado a escribir reseñas sobre libros que me han interesado, e incluso, como se observará, he comentado veinticinco poemas para que mis alumnos pudieran aproximarse, como una forma de facilitarles el trabajo. Por primera vez, incluyo una reseña de la cual yo no soy el autor, la autora es la profesora Àngels Campos, quien ha tenido la gentileza de mostrarme su punto de vista sobre mi novela, Tiza. Gracias, Àngels. Un fuerte abrazo.
TIZA
No sé si es buena idea
escribir con esta inmediatez sobre lo que se ha leído, casi sin dar tiempo a
que repose. Pero a mí, ahora, me urge, porque me siento conmovida.
Confieso que, igual que
el verano pasado me ocurrió con “Simón, no, Saimon” de Jorge Gamero, empecé a
leer la novela impulsada más por curiosidad hacia el autor que por interés en
el tema. Sinceramente, las historias sobre entornos escolares y relaciones
entre alumnos y profesores no me seducen en absoluto desde hace años, por demasiado cercanas,
supongo... ni como lectura ni en el
cine. Sin embargo, he de reconocer que el enfoque concreto de estas y la
calidad de los textos lo han conseguido en ambos casos.
No pretendo hacer un
análisis de todos los aspectos brillantes que encuentro en TIZA, solo compartir
con el autor algunas de mis impresiones. Esta posibilidad ha sido, en este
último año, además de un placer, un lujo inaudito para mí.
Con toda sinceridad:
creo que TIZA es una novela excelente. Y digo una, pero en realidad encuentro
en ella muchas. Tal es la riqueza de matices
que ofrece. La he saboreado con mayor gusto a medida que avanzaba. Lo
que pudiera, a priori, parecer tópico se desmorona con una sencillez implacable
a cada página gracias al protagonista que, sin perder el vigor de personaje
ficticio, consigue mantenerse en un conmovedor plano profundamente real y
humano. Precisamente este difícil equilibrio es, en mi opinión, uno de los
mayores logros de la novela. La multiplicidad de caras del profesor que
convergen en la construcción de su personalidad, simple solo en apariencia,
aporta a la trama una complejidad que sostiene la tensión narrativa. ¡Pocas
veces un personaje aparentemente “anodino y aburrido” acaba siendo tan
interesante! Sin perder ni un ápice de coherencia, el narrador-protagonista
sorprende al lector a cada paso con giros perfectamente trabados en el
argumento, que mantienen la expectación
hasta la última línea. El deseo de conocer si realmente Héctor es culpable de
asesinato, se amplifica progresivamente con otras incógnitas de distinto
calibre, que crecen o se detienen para proseguir después, en un hábil trenzado
que impide detener la lectura. Al final
importa tanto descubrir los hechos que llevaron a Héctor a la cárcel y los
motivos por los qué demanda las visitas de su antiguo tutor, como adentrarse en
los avatares cotidianos e íntimos del profesor, en sus pensamientos y
vivencias, que se cargan de contenido con reflexiones en muchas de las cuales
he podido reconocerme. Esa posible influencia subliminal, inconsciente, involuntaria tal vez, de los profesores
sobre algunos alumnos me produce un vertiginoso escalofrío que también se
encuentra en la novela. Más allá de la transmisión de contenidos académicos, de
la enseñanza propiamente dicha, la proyección de la imagen como profesor y la
transmisión indirecta o directa de valores siempre me ha preocupado. Jamás me
he sentido “un modelo”, (la idea me horripila), ni en posesión de más verdad
que la de los contenidos de la materia y, a veces, ni aun de esa…
La relación del
protagonista con el entorno desprende una atractiva autenticidad que, a mi modo
de ver, esquiva con inusual acierto la ramplonería y la ñoñez.
Me gusta mucho el
estilo pausado del discurso en primera persona, que se remansa llevando de fuera
a dentro y viceversa las circunstancias que vive el protagonista, en una
especie vaivén continuo que conduce al lector desde la anécdota a la intimidad
del pensamiento o a la inversa. Y también el tono, con ciertos toques de ironía
e incluso de humor, hiperculto casi
siempre, apropiado al profesor de literatura que muchas veces acaba pensando
como si “redactara” un texto… incluso
frente a minucias cotidianas, como un trayecto en tren o el descubrimiento de
las partículas de goma “pasada” del viejo pantalón de deporte.
He disfrutado mucho la
lectura. Francamente: un hallazgo.
Hasta la próxima, que
no tardará…
Gracias y Felicidades,
Eugenio.
Àngels Campos, profesora de Secundaria.
Acabo de llegir la novela en temps récord. El millor simptoma de l'interès que ha provocat desde la primera pàgina. Un relat molt ben pensat, que no deixa al protagonista que ens desperti una sensació de compasió. M´ha agradat per l'estil, per la història explicada i per la capacitat d'atrapar el lector. Una obra ideal per compartir al meu club de lectura "Agramunt llegeix".
ResponderEliminarHola, Maria Teresa. Com estàs? Ets una campiona, t'has llegit la novel·la en tres dies. T'agraeixo que decidissis comprar el meu llibre i molt més que ho hagis llegit. Comentaris com el teu són una injecció necessària per a un autor. Si us animeu a portar la novel·la al club de lectura, fes-m'ho saber, jo us enviaria els llibres on em diguéssiu i , sobretot, seria una oportunitat per trobar-me amb els lectors. Una forta abraçada.
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