EDICIONES OBLICUAS - EDITORES DEL DESASTRE, S.L.
ISBN: 978-84-17709-34-1
El próximo 24 de febrero, los autores que forman el Club Marina, presentarán su libro, Lo demás son ciudades, en el Café Comercial de Madrid (Glorieta de Bilbao, 7) a las 19:00h. La presentación estará a cargo del poeta Raúl Nieto de la Torre. Abajo podéis ver el booktrailer de promoción.
Con este título, cuyas palabras y significados juegan con el conocido título de la obra de Monterroso, ha aparecido el segundo libro de relatos del Club Marina. Recordemos que en la primera obra, Los días lábiles (Stonberg Editorial), se daba a conocer la formación de los nueve autores camuflados en el nombre colectivo; a pesar de que algunos de ellos ya se había manifestado individualmente, como era el caso de Jorge Gamero, Herminia Meoro o Eugenio Asensio y, posteriormente, se manifestarían Mercedes Gascón y Amanda Gamero. Respecto a las colaboraciones en el primer libro, valga decir que quien lo prologaba, Àngels Campos, ha pasado a ser autora de un relato en la segunda publicación, sustituyendo a Susana Tomás. No quiero olvidar en esta reseña la participación de Empar Fernández para el preciso prólogo de esta segunda antología.
Con este título, cuyas palabras y significados juegan con el conocido título de la obra de Monterroso, ha aparecido el segundo libro de relatos del Club Marina. Recordemos que en la primera obra, Los días lábiles (Stonberg Editorial), se daba a conocer la formación de los nueve autores camuflados en el nombre colectivo; a pesar de que algunos de ellos ya se había manifestado individualmente, como era el caso de Jorge Gamero, Herminia Meoro o Eugenio Asensio y, posteriormente, se manifestarían Mercedes Gascón y Amanda Gamero. Respecto a las colaboraciones en el primer libro, valga decir que quien lo prologaba, Àngels Campos, ha pasado a ser autora de un relato en la segunda publicación, sustituyendo a Susana Tomás. No quiero olvidar en esta reseña la participación de Empar Fernández para el preciso prólogo de esta segunda antología.
Si en Los días lábiles, los nueve cuentos se desarrollaban en la
acotación temporal de un suceso que transcurriese en no más de veinticuatro
horas, en Lo demás son ciudades (Ediciones Oblicuas), los autores han
buceado en lugares que han crecido en la experiencia de sus autores, superando
la localización geográfica; es decir, como no podía ser de otro modo, superando
la presentación objetiva y aséptica de cada lugar.
En esta segunda antología, el lector observará que cada relato lleva en el título el nombre de un lugar, en ocasiones existente y, en otras, pura invención. Se abre el libro con el texto de Eugenio Asensio, Miranda. Leemos que un novelista viaja a una ciudad de provincias en la que tiene que presentar una novela. No hay más posibilidades que pasar la noche en una pensión, compartiendo la habitación con un viajante. Suficiente punto de partida para interesarse por la relación que se establecerá entre ambos. El segundo relato se titula Destino Yaoundé, cuya autora es Àngels Campos. Entre los muchos elementos destacados del texto, observamos en las relaciones humanas un desencuentro rotundo. El siguiente cuento es el de Amanda Gamero, Avag. Nos relata la historia de una inmigrante que llega a España engañada. El desencanto requiere una actuación valiente cuyas consecuencias serán indelebles para los lectores. El cuarto relato que encontraremos no es otro que el de Jorge Gamero, Vallecas, sabor a óxido. El texto nos remite a la época en la que el boxeo, como otros submundos, se convirtió en una forma de huir de una realidad para entrar en un sueño con pies de barro. Tras este relato, entramos en el de Mercedes Gascón Bernal, Chicago, la siesta americana. A veces, una historia forjada en las promesas del sueño americano, cuando se contempla en algunos espejos, la imagen reflejada no tiene tantos brillos como nos habíamos imaginado. La hiperrealidad se encadena a la fantasía cruel de Urbania, relato de Javier López, en el que la imaginación ha creado un microcosmos que se mece entre la sonrisa y el apocalipsis. Avanzamos en la lectura y llegamos a la propuesta de Herminia Meoro, Dublín, bajo esta misma luz. La envidia y otros pecados se aúnan para urdir un destino insospechado. Interesante utilización de los tiempos narrativos. El siguiente eslabón en la cadena de relatos será el que firma Mariela Puértolas, New York, West Village. Parece que algo siniestro empapa los acontecimientos. Las líneas que avanzan en paralelo finalmente convergen en el centro de una historia inquietante. El libro se cierra con la participación del autor Lara Vázquez, Te robaré en Torrebaró. Texto imaginativo donde los haya. El autor entra y sale de las historias convencionales con total libertad e introduce la ironía (o el sarcasmo), entreverada a lo largo de esta historia.
Diría que este libro se ajusta a la loca teoría que me atrevería bautizar como la del microondas. Los lugares de los cuentos se han introducido en el horno de la memoria como pudiéramos introducir unas patatas en el microondas. Ciudades y patatas se cuecen respectivamente, observamos las patatas cada cinco minutos y observamos que la cocción las modifica, pero no dejan de ser patatas. Los lugares de esos relatos se deben apreciar siempre desde la perspectiva sincrónica del tiempo de cada cual. Una ciudad no es igual para cada viajero y, además, con el paso del tiempo (o de la cocción) se irá modificando, y si nos preguntamos, de todos los momentos, ¿cuál es la ciudad verdadera?, solo será posible la respuesta contundente: todos los momentos nos muestran la ciudad verdadera.
Cotejando los dos libros del Club Marina en un sentido global, ahora sin entrar en las valoraciones individuales hacia los autores, salvo mi valoración como articulista, diría que la calidad literaria del primer volumen no ha bajado un ápice en el segundo. De alguna manera se ha de reflejar la procedencia de la inmensa mayoría de los autores del colectivo literario, que no es otra que la que otorgan las aulas: autores impartiendo vida y lecturas entre alumnos demasiado exigentes en sus respectivas adolescencias. Por otro lado, estos autores que forman el Club Marina, en sus trayectorias individuales, paulatinamente, ya van desgranando una bien trabada obra literaria. Ello, a los ojos de cualquier lector, avalaría la esperada calidad que puede encontrarse en un libro grupal como es Lo demás son ciudades. Vale.
Cotejando los dos libros del Club Marina en un sentido global, ahora sin entrar en las valoraciones individuales hacia los autores, salvo mi valoración como articulista, diría que la calidad literaria del primer volumen no ha bajado un ápice en el segundo. De alguna manera se ha de reflejar la procedencia de la inmensa mayoría de los autores del colectivo literario, que no es otra que la que otorgan las aulas: autores impartiendo vida y lecturas entre alumnos demasiado exigentes en sus respectivas adolescencias. Por otro lado, estos autores que forman el Club Marina, en sus trayectorias individuales, paulatinamente, ya van desgranando una bien trabada obra literaria. Ello, a los ojos de cualquier lector, avalaría la esperada calidad que puede encontrarse en un libro grupal como es Lo demás son ciudades. Vale.
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